Buenos aires, 22 de noviembre del año 2020.
De su próxima música ¨Razón de un mundo perdido¨.

Los procesos autoritarios, la caída del Muro, el sida, los ataques de pánico, las drogas sintéticas, el espíritu, y la salud como negocio, más tarde las redes sociales, las inteligencias artificiales y el sistemático bombardeo de los medios de comunicación monopólicos con los políticos y los jueces en complicidad que distorsionan la realidad por intereses económicos y o geopolíticos, está logrando una nueva forma de entendimiento de lo verdadero y lo falso. La neoverdad filmada, subtitulada, replicada en las redes, incansable y desmoralizadora, paraliza, deprime, excluye y cada noticia puede ser sospechada de falsa.

La búsqueda ambiciosa del poder a manos de las corporaciones mundiales formó con el tiempo una matriz que ya es parte del pensamiento humano y se refleja sobre todas las cosas en una anomia social pocas veces vista, y un abandono de la compasión entre seres humanos.

Una cultura de ficción de la realidad, donde pobreza, el dolor humano parecieran ser pensados u observados en los sitos de streaming, los dispositivos y en las redes como su no fuesen reales. Esta forma de no de sentir sino de pensar en sentir nos está transformando lentamente en seres insensibles, narcisistas, egoístas, decepcionados, desconfiados, inconformistas, insatisfechos existencialmente.

Esa matriz es tan fuerte en este siglo y tan antiguos los sistemas para combatirla que pareciera no haber de pelear contra ella. Son tantos los excesos contra la naturaleza, son tantos los intentos de aniquilación de la forma de vida que llevamos, son tan complejos los estereotipos aplicados sobre la imagen del cuerpo y de la mente, es humillante el mercado que se ha edificado en torno al amor, a la elección de género, está tan perdido el deseo transformado en consumo, tan digitalizada la forma de relacionarse con el otro, que es francamente extenuante no tragarse los señuelos que llevamos marcados a fuego sobre nuestra frente.

Solo nos queda empezar de nuevo para ser más felices y o intentar poseer nuevos ojos como decía Proust, o quizás sea hora de entender que sin el otro no hay felicidad posible, sin compartir y amar, sin retomar vínculos que dejamos fotografiados en las pantallas no existe posibilidad para este mundo, nuestra única casa de todos.